Sobre
fines de la década de los 70's, concretamente en 1979, dan comienzo
las obras del edificio que en aquel momento se denominó "Proveca".
Se trataba de una ambiciosa obra que sería una torre de diez
plantas ubicada en la Rambla y Calle 24. El desarrollo preveía
amplios semipisos con una estupenda vista a la Playa Mansa de
Atlántida, con todo lo que de espectacular que tienen los
atardeceres en esa ubicación.-
El
Proyecto cumplió todas sus etapas preliminares y la obra comenzó.-
Por
aquellos tiempos, se vivía bajo un régimen de tipo de cambio
preestablecido conocido como "la tablita" que -en teoría-
aseguraba valores constantes del dólar a futuro. Circunstancias que
no es del caso analizar en esta sección, llevaron primero a la
desconfianza en este sistema y luego a su quiebre en 1982. Esto
determinó un caos general cuyas consecuencias también alcanzaron a
este proyecto y llevaron a su detención. De allí en más, "el
Proveca", como pasó a ser conocido, se volvió un testigo
mudo de una época negra e infame y una vergüenza para la Ciudad.-
Así,
congelado en el tiempo, yació por dos décadas uno de los tantos
vestigios de la debacle financiera de principios de los años
ochenta.-
En
1997, un grupo de inversores le vio posibilidades comerciales y
encarga un estudio de viabilidad al Arq. Williams G. Rocha. De allí
en más, comienza un proceso que buscaría reciclar una vieja, fea,
fuera de moda y costosísima estructura, para adecuarla a la
realidad de la Atlántida del 2000.-
El
programa inicial era de 10 pisos de los cuales, sólo estaba la
estructura de cinco. Se intentaría
cambiar la concepción por un programa más acorde con la escala
urbana del lugar buscando respetar el perfil edilicio existente.-
El
gran nudo a desatar fue que era, ante todo, un emprendimiento
comercial. Y para llegar a resultados positivos, debía serlo para
los inversionistas. Si el negocio no era rentable, no se
realizaría... y el esqueleto del "Proveca" prolongaría
su triste reinado sobre Playa Mansa.-
La
solución comenzó a vislumbrarse cuando se proyectó -en reemplazo
de una gran plaza de hormigón, debida al techo de los
estacionamientos- un volumen de tres pisos que produce un
escalonamiento desde la Calle 24 (perpendicular a la Rambla),
quitándole a esa masa de hormigón el divismo de otrora. De esa
manera, no habría necesidad de realizar los cinco pisos restantes
sino sólo dos.-
Se
logran así, 46 apartamentos de los cuales 8 se encuentran en el volumen
con frente a la calle 24, cerrando de esta forma el "paquete
comercial".-
Quedaba
aún por diseñar una de las cosas más importantes que era el
remate de la otrora torre (que ya no sería tal).
De ahí, la idea del techo inclinado de color grafito oscuro para
lograr un remate de suficiente "peso" en la búsqueda de
"domesticar" una estructura que "pedía
altura".-
Las
problemáticas constructivas de una obra parada casi dos décadas y
las diferencias tipológicas realizadas, las dejamos para otro
encuentro con el Arq. Williams Rocha.-
Pero
esta nota resultaría incompleta si no expresáramos nuestro
agradecimiento sincero ya que, al lograr un perfecto
equilibrio entre lo que resultaría bueno comercialmente y bueno
urbanísticamente, logró exorcizar el "fantasma del
Proveca" devolviéndole a Atlántida un edificio que hoy, la
engalana.-
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