El
arte y la fe plasmados en la arquitectura tienen entre nosotros
expresiones muy cualificadas. No es fácil hacer una elección.
Hemos optado por presentar una original y muy nuestra como es la
Iglesia de Atlántida. El motivo que nos llevó a esta elección
es que quien nos explica lo que quiso expresar es su autor, es el
mismo Eladio Dieste quien guía. Extrajimos para ello, algunos
párrafos de una exposición que se encuentra en el libro
"Eladio Dieste: La Estructura Cerámica" (Bogotá -
1987) Hay
que tener en cuenta que era mi primera obra de
"arquitectura" y que tuve que hacer en ella un duro
aprendizaje. Aunque era antes del Concilio (1952) es bien "posconciliar";
la Iglesia fué pensada de modo que todos se sintieran
comunitariamente actores de la liturgia: la fuerza del espacio
único, al que cualifican la estructura, los muros del presbiterio
y el uso de la luz, expresa esa unidad comunitaria.- Aunque
me guiaban intuiciones muy precisas, no me era fácil realizarlas.
En otros casos la incomprensión frustró mis propósitos.- Recuerdo
varios ejemplos: a)
Quería que la nave y el presbiterio se integraran sin que éste
perdiera el matiz de mayor densidad espiritual que a mi juicio
debía conservar, y me di cuenta en la obra de la importancia que
tenía para esto la ubicación de los tres escalones con que se
sube de la nave al presbiterio; cómo podían separar o unir, y
unir manteniendo ese matiz o sumir todo el espacio en algo confuso
e ilegible... b)
Eliminé el comulgatorio, cosa muy corriente, pero por la que tuve
entonces que razonar bastante para convencer. La participación
del pueblo en la ceremonia, la deliberada ausencia de todo
sacralismo basado en la separación resultan no sólo del espacio
único como cualificado, de la buscada y matizada unión entre
nave y presbiterio, sino del hecho de que el pueblo, al comulgar,
entre en el presbiterio mismo, sus muros los reciben visualmente
al entrar en la iglesia y lo rodean en el momento principal de la
misa.- c)
El altar debió ser una gran piedra con los ángulos vivos y sin
labrar como salen algunos bloques de la cantera, lo que no pudo
realizarse por dificultades técnicas y falta de comprensión. Con
esto quería expresar la presencia actual de ese fondo de
religiosidad poderosa y primaria que aparece en los relatos del
Génesis. La Eucaristía, en la misa, es el Sacrificio de nuestra
fe, pero es también una comida alrededor de una mesa, muy
posterior en el proceso de la evolución religiosa a aquellos
momentos en que la pedagogía del misterio se manifestaba a
través del terror y la separación. Pienso que las dos cosas
tienen sentido: el altar que recuerde la piedra de los sacrificios
milenarios y el altar-mesa que haga presente la última cena.- d)
Me dió trabajo resolver el atrio y el conjunto que forma la
entrada a la iglesia; conseguir las buscadas gradaciones
temporales en la lectura del espacio interno; articular en una
unidad el atrio que "reciba" realmente a los fieles... y
el mejor lugar para "ver" el espacio interior y para
usar la iglesia como sitio de meditación y reposo.- e)
Quería que las ventanas de las paredes no "rompieran"
su superficie y esto tampoco fué fácil de conseguir. Las
ventanas se cerraron con vidrios de colores y el esfuerzo de
resolver este problema fué realmente grande, y, como todo el
proceso de la obra, con ribetes novelescos... f)
Cuando proyecté la obra, el bautismo se hacía con un ritual
bello pero arcaico, propio de una iglesia inserta en el mundo
pagano, cuando cada nuevo cristiano era, usualmente, un convertido
del paganismo con su historial personal. Ese ritual quería
expresar la "muerte y resurrección" de que habla San
Pablo, con una serie de gestos y fórmulas que se habían vuelto
ya ininteligibles, que aún cuando se explicaran seguían siendo
vacíos para la mayoría de los fieles porque no eran los que
haríamos espontáneamente, ni los que decantarían una sana
tradición, que, para serlo debe ser viva, e integrar,
enriqueciéndolo, lo espontáneo. Hoy, como cuando proyectaba la
iglesia, el bautismo en su inmensa mayoría de niños, pero ahora
la ceremonia es humanamente más rica y espontánea, responde más
vivamente a la realidad: podría decirse que no sólo se bautiza
al niño, sino que se "rebautizan" padres, padrinos,
fieles. Pero entonces no podía hacer otra cosa que expresar,
arquitectónicamente, el contenido siempre válido y rico del
ritual vigente.- El
bautisterio que se proyectó como una cripta circular techada con
una cúpula cubierta de tierra, que se insinúa a nivel de la
entrada, e iluminada por un lucernario de ónix traslúcido bien
visible. Se vincula al exterior por una escalera cuya entrada se
muestra se muestra como un prisma triangular a la izquierda del
atrio. En la puerta de acceso hubieran esperado al niño el
oficiante, padres y padrinos, bajando todos juntos al bautisterio.
Cumplida la primera parte de la ceremonia, por un corredor y otra
escalera, todos subirían a la iglesia, a donde, según el rito
antiguo, ya podría entrar "el nuevo cristiano". He
hecho varias veces el recorrido previsto y la sensación siempre
sorprendente y reveladora de ver la nave al fin de la escalera de
llegada a la iglesia creo que expresa la "resurrección"
de que habla San Pablo. Se procuró que el ritual fuera glosado
por los gestos, a la vez naturales y obligados previstos por la
arquitectura; que ésta respondiera, no con un funcionalismo seco
sino vivo, a lo que debían sentir los que en ella se movían, de
modo que fuera la expresión plástica primera de la experiencia
vital que realizaban.- g)
La ubicación de la sacristía se hizo de modo que la venida del
oficiante al altar se haga gradual y expresivamente; que esa
expresividad exista y tenga tiempo de ser asimilada. En todas las
iglesias que conocía, el sacerdote "aparece" de pronto,
un poco como el muñeco de una caja de sorpresas. Además, el cura
debe ser ayudado; traté por eso de que la sacristía, cuyo techo
tiene un gran hueco circular por el que "entra" el
templo en ella (desde el que se ve incluso el hermoso crucifijo de
Yepes que está detrás del altar) fuera muy poco sacristanesca.
Serían largos de explicar todos los detalles de relación con el
exterior, y apartamiento de él por interiorización, que
traté de realizar en ella. El camino del cura para ir a oficiar
es un buen recorrido para ver el espacio; también aquí procuré
que la arquitectura obligara, o mejor, enseñara e hiciera
natural, el proceder como corresponde... Resumiendo
mis intenciones más conscientes en el proyecto de esta iglesia,
escribí en aquel entonces: "puedo decir que procuré que
éste respondiera a un estilo serio, a la vez severo y amable de
piedad, con una gran confianza en el espíritu cristiano de los
humildes que han de usarla... que la iglesia como arquitectura, no
fuera un obstáculo para una piedad verdadera, sino su
manifestación primera.- Los
medios y los materiales usados en la construcción también
quieren ser expresivos: son humildes como los fieles para quienes
la iglesia se construyó, pero fueron tratados con un desvelo que
aspira a ser el homenaje que estos humildes merecen".- Toda
la experiencia que significó esta obra para mí no es fácil de
resumir: fueron dos años de actividad casi obsesiva... |