Eladio Dieste - Materia, Fe, Arte          

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Ing. Eladio Dieste

Si se quiere hablar de Arte y Fe en el Uruguay no podemos eludir la obra y personalidad del Ingeniero Eladio Dieste

Entrevista al Ing. Eladio Dieste

(Por Javier Marquez - Misión - Octubre 1999

 

Para comprender esto comencemos por "pactar" que toda obra de arte para ser considerada como tal, debe ser por si misma expresión de un tiempo en un lugar determinado. Y podemos acordar también que desde tiempos ancestrales el hombre ha incluído, en su forma de percibir y expresar el mundo que lo rodea, la relación con un Ser Supremo.-

La obra de Dieste puede ser entonces perfectamente encuadrada dentro de estos axiomas ya que la investigación y desarrollo de un método constructivo muy propio, como es el de la Cerámica Armada, se basa no sólo en la utilización de materiales constructivos de tradición secular en nuestro medio sino también en una genial solución de ingeniería, digna de ser considerada como uno de los adelantos tecnológicos de nuestro siglo XX. A esto se le suma un profundo pensamiento cristiano y una clara materialización de la experiencia de fe, expresado en obras como la Iglesia de Estación Atlántida o la de San Pedro de Durazno (aunque  todo montevideano conoce alguna versión profana de sus edificios ondulantes, como por ejemplo el "Montevideo Shopping Center").-

En el libro de 1996 llamado "Eladio Dieste 1943 - 1996", este excepcional ingeniero se refiere al arte, en un extracto de Arquitectura y construcción, diciendo:

"Además de sus funciones obvias, la arquitectura es un arte, quizás el más importante ya que conforma el espacio en que nos movemos, y tiene de común con todas las artes el ayudarnos en la contemplación del universo por su misma definición infinito y por tanto inasible.-

Si pudiéramos conocerlo de una manera perfecta no haríamos arte; contemplaríamos simplemente. Ese momento de salto final que como un relámpago de visión nos permite contemplar la armonía e inteligencia del mundo es el momento del arte, sin que esto signifique que sólo por el arte podemos contemplar. Toda la actividad espiritual del hombre es la búsqueda consciente o inconsciente de esa contemplación".-

Para conocer más acerca de este uruguayo, de sus experiencias y su persona, decidí hacerle una breve visita a su domicilio, hecho que narro en las siguientes líneas.-

 

La casa del Ingeniero pasó aquella tarde de sobria a acogedora cuando me recibió bajo un techo de ladrillos de poca altura mientras aguardaba que alguien abriera la puerta. Tras unos minutos y luego de advertir una llave corriendo por la cerradura, su esposa abrió delicadamente la puerta, saludando y haciéndome pasar. Me advirtió sobre la delicada situación de su esposo. Por un instante pensé que no podría cumplir el objetivo; pero la sonriente mujer se apresuró a decir que no me marchara ya que había llegado hasta allí. Me recibió un pequeño espacio con una escalera que muestra los distintos ambientes de la vivienda. El ladrillo y la luz jugaban de tal manera en paredes y bóvedas que me limité a observar aquella silenciosa intimidad como se observa un espacio sagrado; es que su casa es un templo. El pasillo, ahora con una tenue luz cenital, me transportó a una primitiva catacumba, que mostraba la secuencia de ambientes en distintos niveles como si se tratara de una serie de altares donde se ofrenda incesantemente el diario convivir. Y escuché unos pasos que se arrastraban por aquel silencio, dominándolo y dándole nuevos significados. Allí estaba él; su silueta se recortaba sobre un fondo de claridad junto a la de otra persona que le ayudaba a mantenerse en pie. Me dió la mano y me ofreció sentarme en el dormitorio mientras sus pasos se alejaron lentamente. Aquel ambiente pequeño era por demás acogedor. Habían colocado un par de sillas junto al sillón. A un lado del mismo se encontraba la cama y hacia el otro, una ventana que abre al patio. Las paredes blancas advertían el ladrillo y un pequeño cuadrito traslúcido, que supuse sería de ónix, capturaba la luz para nosotros. Comentamos las fotos que había en la pared, en especial aquella en la que se mostraba la cubierta para los surtidores de combustible que Dieste diseñó para una estación de servicio en Salto.-

Cuando apareció nuevamente por la puerta, me puse de pié para darle paso y luego de que se retirara el jóven que lo ayudó a acomodarse en su sillón, nos reiteró las palabras de su mujer acerca de su estado físico. Enseguida respondí para tranquilizarlo acerca de nuestras intenciones y la idea de la revista acerca de publicar un número sobre arte y fe. Luego de que me autorizara a poner en marcha el grabador, del que me desentendí por unos veinte minutos sobre una silla vacía, tomé mis notas y comencé por preguntarle  lo siguiente:

 

Usted es una persona muy religiosa que ha trabajado con personas que no lo son tanto. En el caso particular de Yepes, quien fué el realizador del Cristo de la Iglesia de Atlántida, ¿como fué el proceso de trabajo mientras él realizaba su parte? Me han contado que Ud. le leía la Pasión de Cristo...

Es verdad. El me dijo que conocía la historia; a lo que yo respondí que había que tener conciencia, vamos a decir, en todos los aspectos de la vida.-

 

Y eso en definitiva ¿lo hizo para iluminar, para aclarar esos aspectos de la vida?

En cierto modo. Yepes tenía un fondo muy cristiano pero no un conocimiento de ello.

 

Y en el otro sentido ¿le parece que otras personas fuera del cristianismo pueden sentirse conmovidas por lo que se hace desde la religión?

Creo que, consciente o inconscientemente, en este mundo somos todos cristianos. Es curioso lo que me dijo un conocido sobre la Iglesia de Atlántida: "Estuve en la puerta y no pude entrar". Yo le dije que cuando fuera, dijera que iba de parte mía y lo iban a dejar entrar. Y él me dijo que no había podido entrar no porque no lo dejaran, sino por el hecho de que le había generado un gran impacto.-

 

Cuando comienza a proyectar las iglesias, pensando también en San Pedro de Durazno y el proyecto para la Parroquia de Malvín, ¿hay una voluntad expresa de crear una obra de arte?

Es claro en la Iglesia de Atlántida que me guió sobre todo la dinámica como fiel. Fuí produciendo así, sin una teoría previa. Y en Durazno lo que me guió fué que donde está el lucernario había una ventana muy fea, entonces cuando termina la misa la imágen que se lleva la gente es la de esa ventana fea, entonces allí hicimos esa estructura. 

 

Y es así como surge el lucernario?

Luego de una tranquilizante respuesta afirmativa pregunté: Usted ha escrito acerca de la sensibilidad de la gente humilde, basándose sobre todo en las percepciones hacia alguna de sus obras.-

¿Existe una voluntad por su parte de dignificar o de dar un espacio en el que las personas se sientan realmente reconocidas?

Bueno, hay un respeto muy grande hacia la gente. Tanto en Durazno como en Atlántida una comprensión que no es sólamente estética. ¿Se entendió?

 

Afirmé con mi cabeza. A pesar de que sus palabras eran contadas y apenas podía entenderlas, su mirada parecía llenarlas de todo el sentido que realmente tenían desde su persona. Entonces no retiré mi mirada de la suya más que para ojear mis notas de a rato. Luego de un breve silencio pregunté: ¿Existe hoy en día una escuela que siga su obra? ¿O existe por su parte una voluntad de que eso se dé?

No. Hay en España unas personas que están construyendo en base a las obras de aquí.-

 

O sea que esas obras no fueron realizadas por Usted?

A medias.-

 

¿Y vislumbra un camino por donde seguir investigando?

No. Allá en España tienen un gran entusiasmo, muy íntimo, pero no sé que va a salir de ahí.-

 

En ese momento me señaló un estante de la pequeña repisa que había a mi lado y se refirió más precisamente a un libro. Quería mostrarme las iglesias construídas en España, por lo que tomé el libro y las busqué. Al enfrentarme nuevamente a su obra, pero teniendo ahora a la mente creadora enfrente me brotó una nueva pregunta: ¿Cuanto de lo personal, es decir de su personalidad, hay volcado en sus realizaciones?

El comienzo es más "técnico" y después vino lo otro, de forma independiente.-

 

Fué difícil comprender sus palabras, esta vez en particular. Sentí estar frente a una persona llena de vida aprisionada en un cuerpo deteriorado. El hombre aceptaba su condición pero no se sometía a ella, eso estaba claro.-

Para confirmar que había comprendido agregué:

Digamos que luego de que Ud. dominó todo ese avance estructural buscó de alguna manera darle un...

Pero no conscientemente...

 

En ese momento me percaté de que mis preguntas habían sido rápidamente contestadas. Notaba al hombre fatigado pero con la misma mirada del comienzo. Procurando distender un poco más las cosas, al menos para mi, "le pasé el micrófono" para que hiciera algún comentario que quisiera agregar a la entrevista. Asintió con la cabeza y dijo:

Yo recuerdo que en la obra de Durazno había un empleado que era italiano, que me preguntó: "Ingeniero, ¿esto no se cae?". Y tosió unas sonrisas con espíritu de carcajadas. Luego continuó:

Entonces yo le dije: "Mire, no pierda cuidado que yo mañana vengo y sacamos la estructura de madera juntos". Y el hombre, que era muy inteligente, se convenció de la explicación que le di luego, y entonces, al otro día, cuando llegué, el lucernario ya estaba pronto, ya le habían quitado todo. Entonces eso me produjo un efecto muy fuerte. Me acuerdo que le dije al párroco, que era español, que en ese lucernario podía ver la presencia de Dios por lo que había hecho en otro. ¿Se imagina lo que fué eso para mí?

 

No podía imaginarlo pero sí entendía muy bien lo que me quería decir.-

Al despedirme le agradecí la delicadeza de recibirme. Eladio Dieste se quedó en su sillón mirando hacia fuera; esa imágen se quedó conmigo mientras caminaba procesionalmente hacia el comedor donde su esposa aguardaba. Ella se despidió estrechándome la mano, sorprendida de que partiera tan pronto.-

Luego de conocer un poco más de cerca su persona, mi entusiasmo por su obra más se enriqueció, pues pude comprender mejor la vida que encierran sus edificios.-

Me llevo la sensación de que son en cierta forma como él; su aspecto sencillo nos revela una profundidad increíble en su interior, y la luz omnipresente, ilumina las cosas dentro mostrando con franqueza sus mejores cosas. Del mismo modo que su mirada me permitió enriquecer sus palabras con cosas de muy dentro. Todo parece concluir en la tesis de que existe una gran coherencia entre lo que Eladio es y lo que Eladio hace, y eso es maravilloso.-

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